lunes, febrero 14, 2011

POR UNA REPUBLICA EN LA QUE QUEPAMOS TODOS

Por una república en la que quepamos todos




Félix Sautié Mederos
Crónicas cubanas


En medio de las actuales circunstancias tan complejas y angustiosas que estamos viviendo en Cuba y como parte de los esfuerzos que se realizan por muchos conciudadanos para aportar ideas y proposiciones que nos permitan salir del estancamiento a que nos han llevado los conceptos paternalistas, burocráticos, autoritarios y centralizados que lastran al Socialismo que se ha pretendido establecer en Cuba en los últimos 50 años, quiero destacar, entre los proyectos y esfuerzos que están apareciendo, la importancia de los planteamientos sobre la urgencia de un nuevo pacto social expuestos en un editorial de la Revista católica cubana Espacio Laical, a los que me referí en una crónica publicada en Por Esto!, el pasado lunes 7 de febrero con el título “El pueblo y el pacto social necesario” http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=70122), así como de otro aporte que a favor del avance del Socialismo en Cuba se ha publicado por Pedro Campos y otros compañeros entre los que me encuentro incluido, que plantea el principio básico que “sin socialización ni democratización, no hay socialismo posible”.



Al respecto, considero que lo primero que tendríamos que reconocer todos los cubanos de adentro y de afuera del país, es la importancia decisiva de garantizar la diversidad como una riqueza social y humana, oponiéndonos con firmeza al empobrecimiento de una vida virtualmente forjada por una falsa unanimidad que no admite ni a las ideas distintas, ni a las personas distintas. Todo lo que se trate de imponer con un autoritarismo contra natura, que puje por uniformar a las personas y a la sociedad dentro de un único biotipo social, económico y político en su conjunto, más allá de cualquier razonamiento individual y colectivo con pensamiento propio, opino que sólo podría perdurar lo que dure la fortaleza material de la fuerza que lo impone y es muy difícil además, que pueda promover confianza, entusiasmo, así como trabajo sostenido y generalizado a favor de la edificación de sus propias concepciones.



Esta es una decisiva experiencia que ya es tiempo que se reconozca y asimile, para que no se continúe insistiendo en viejos métodos, así como con empecinados planteamientos que no conducen a nada y que por el contrario, favorecen la desesperanza e incluso la desesperación, las que en su conjunto podrían propiciar una acumulación preocupante de rencores con imprevisibles consecuencias futuras, mientras que algunos escudados en significativos seudónimos, escriben en la Web con planteamientos amenazadores e insultantes para cualquier crítica pública. Por mi parte, reitero que soy partidario de un socialismo participativo y democrático que no se parece al denominado y fracasado Socialismo Real con su carga de secretismo centralista y autoritario propio de un capitalismo de estado que nos ha puesto al borde de la ruina y del hundimiento total. Pero nuestra propuesta del Socialismo Participativo y Democrático, que considero necesaria y positiva; en cambio, considero que nunca debería contaminarse con ningún autoritarismo extemporáneo en contra del convencimiento razonado y voluntario del pueblo en uso de su libre albedrío. Este proyecto sólo podría lograrse mediante el encuentro, el diálogo y la reconciliación entre todos los cubanos, vivan en donde vivan



En su conjunto, los cubanos de adentro y de afuera, deberíamos buscar fórmulas efectivas de encuentro, participación y de equidad distributiva en donde las personas no sean situadas a merced de un estado todopoderoso y prepotente que las mantenga en una permanente indefensión social. El cooperativismo es una solución cuando nace del seno del pueblo con métodos democráticos de organización y funcionamiento, la autogestión obrera por sí misma, conjuntamente con la coautogestión con el Estado en aquellas empresas de verdadero interés nacional, constituyen soluciones probadas en otros países como lo fue recientemente en Argentina, capaces de sacar a las empresas del vacío y de las crisis. Incluso pienso que se debería establecer una política económica que propicie a la pequeña empresa familiar, local y comunitaria, conjuntamente con otras formas de propiedad justificadas por su necesidad social, su tecnología, sus mercados y posibilidades de inversión. Todo esto podría generar una dinámica mixta, que sobre la base de irrestrictos principios de justicia social coadyuvaría a sacarnos efectivamente del estancamiento económico, social, político y espiritual en que nos encontramos empantanados.



Considero que principalmente deberíamos procurar una República en la que quepamos todos, con un pacto social que ponga su atención básica en los genuinos intereses de la población, con respeto irrestricto a los derechos humanos inalienables sin hacer exclusión de ninguno, con niveles adecuados de seguridad social, derecho al trabajo, a las iniciativas positivas, a la educación y la salud pública, incluyendo muy en especial el derecho al libre tránsito de las personas. Es imprescindible además en mi criterio, desestimar las recetas neoliberales excluyentes de los servicios sociales, que también van a favor del incremento desproporcionado de los impuestos y del desconocimiento de los derechos de los trabajadores. Es de una urgencia ineludible el aseguramiento de la libertad de pensamiento, de expresión y de información como elementos básicos favorecedores de la participación ciudadana dentro de una sociedad realmente democrática con todos y para el bien de todos como lo soñó nuestro José Martí.


En estas circunstancias reitero la necesidad de poner los pies en la tierra y actuar con realismo político a favor de los intereses de la población, porque el tiempo se acaba. Opino que nunca deberíamos optar por un derrumbe que lo arrase todo, incluyendo lo bueno que se ha creado en los últimos 50 años junto a lo malo que nos ahoga. En consecuencia es prioritario en mi opinión, solucionar las necesidades de equidad distributiva, justicia social y paz, las que de ser resueltas adecuadamente conforme a las posibilidades objetivas de que se disponen, crearían el clima de paz y concordia social que necesitamos para el despegue tan ansiado, generando la esperanza y una participación verdaderamente activa del pueblo en estos procesos y esfuerzos planteados. Esto en mi criterio, es válido para unos y para otros. Así lo pienso y así lo escribo. fsautie@yahoo.com

Publicado en Por esto! , el lunes 14 de febrero 2001

http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=71264

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